top of page

Escribir

Actualizado: 1 sept


ree

Estoy aprendiendo a no tomar las cosas de forma personal pero es que a veces la gente no coopera. Hace unos días en una conversación mencioné, de pasada,  mi blog y que me gusta escribir y compartir lo que escribo. Una de las personas me dijo que hay cosas que no se tienen que compartir. Que esas cosas se deben quedar en el APP de Notes de los teléfonos. Que, además, ya nadie usa o lee blogs; que la gente no tiene interés en leer (leerme).  Lo dijo de una forma tan casual que sólo puedo pensar en la cantidad de barbaridades y disparates que dice a menudo; disfrazado de venir de alguien “fuerte y con educación”. Pero nada que ver. 


Mind you, esta persona nunca ha leído algo mío. Creo que ni sabe cuál es mi nombre y tiene la ¿imprudencia? de decir eso. Gracias al cielo que yo quiero ser un ser de paz y no reaccioné (como me hubiera gustado reaccionar, ir a terapia funciona). Pero lo que dijo se me quedó dando vueltas en la mente, por más que intenté no pensar en eso. Está cabrón cómo te hacen dudar de lo que haces, de lo que te gusta hacer sin tener la más mínima idea de tu arte. Porque mis escritos son mi mejor arte.


Me puso a pensar y a dudar, no lo puedo negar.  Incluso antes de publicar el escrito del pasado domingo (Noventa), lo pensé.  Me dio cierto temor. Terrible. Nunca antes había dudado de publicar algo o compartirlo. Sí, muchas veces, he pensado en tomarme un break de escribir porque sentía que no tenía más inspiración para hacerlo. Porque no encontraba sobre qué escribir. Seguramente, porque seguía buscando y puliendo mi estilo. ¿Pero miedo a publicar algo? Jamás. La duda fue tal que le escribí a dos personas durante el día porque honestamente necesitaba escuchar que yo no estaba loca.


Si los blogs están o no en desuso, pues no sé. Yo aún sigo a varios que son bastante populares y tengo a mis fieles lectores pendiente. Además, al menos en mi caso, escribir es mi catarsis. Es un ejercicio de supervivencia más que otra cosa. Escribir me ha ayudado a escapar. Me ha permitido construir un puente con desconocidos y con amigos. A compartir pensamientos, recetas, puntos de vista, anécdotas. Es mi micromundo de vivencias en el que todos son bienvenidos. Está lleno de historias y de memorias y de muchos sentimientos. La duda nunca había sido uno de ellos. Ahora veo que siempre hay espacio para todo, incluso lo que nos lastima. El medio en el que escribo es lo menos que importa si al final logro mi cometido, ¿cierto?


¿Que me gustaría tener más exposición y más lectores? Por supuesto. Pero esto lo hago de manera orgánica, en el día a día. Con cada publicación llega más gente. Con cada publicación más gente me comparte. Vamos bien. Algún día le pondré la cara al blog y fluirá diferente. 


Una de las cosas en las que me puso a pensar de esa interacción lo puedo resumir en una frase que usa con regularidad mi amiga Serena: Don’t yuck my yum. El empeño de hacer menos a los demás sin razón aparente.  Esa necesidad de criticar, juzgar y señalar como un hecho tu punto de vista y opinión. De tratar de hacer menos los hobbies, los gustos o las preferencias de los demás sólo porque no te gustan o no las compartes. Muy probablemente, porque no posees las habilidades para hacerlo tú. 


He pensado que esa crítica proviene de lo que no ha querido (o podido) hacer en su vida y le molesta ver en los demás. Hasta cierto punto me da lástima pensar que sus pensamientos se van a quedar encerrados sin ver la luz del día. Que no va a compartir y ni crecer de lo que se le entrega al universo. De lo que te devuelve.


Para mí escribir es una de las mejores manifestaciones de la vida. Saber que puedo darle forma y color a lo que pienso y siento. Que el dolor y las transformaciones pueden salir de mi piel y de mi alma y habitar en la eternidad; más allá del lamento y de las alegrías. Que a la vez, habrá alguien dispuesto a leerme, entenderme e incluso a compartir el mismo pensamiento. 


Autolimitarse es un castigo imperdonable. Algo con lo que voy trabajando también porque hay que aprender a enfrentar nuestros miedos y  talentos. Tenemos que aprender a manejar nuestros dones y usarlos para crear y para inspirar a otros. Aprender  a celebrarnos. Incluso, inspirarnos a nosotros mismos. Recordarnos cada día y a cada momento de lo que somos capaces de hacer, de crear y de construir. De seguir mejorando y seguir inspirando. 


Yo no sé si las cosas que escribo le hacen sentido a la gente, si me comprenden, si se ven reflejados o si mis palabras le llegan al corazón. Si mis escritos los ponen a pensar y a analizar la vida desde otro cristal. Espero que puedan ver lo que veo y cómo lo veo, lo que siento, lo que vivo. No sé si logren sentir las emociones que quiero que sientan. No sé si les dibuja una sonrisa en alguna esquina del texto. 


No creo que les haya cambiado la vida con lo que escribo pero ojalá sea entretenimiento y motivo de alegría. Que sientan intriga de leerme y que quieran saber por qué pienso así. Que despierte curiosidad en alguien. Tal vez de conocerme un poquito más o ver algo desde otra perspectiva. 

 

Que puedan ver y entender otras ideas, otros pensamientos y otras visiones del mundo. Ojalá mis escritos los inspiren a intentar una de las recetas, a leer alguno de  los libros de los que hablo y a viajar a través de mis viajes. Espero que mis palabras los hagan olvidar los problemas, desaventuras y situaciones del mundo por unos minutos. 


Algunos dirán que no haga caso del “consejo” o de la opinión disfrazada de crítica. Para algunos puede ser motivo de risa y de tildarlo de  algo irrelevante. Pero para mí, que llevo trabajando mucho tiempo en este proyecto, no fue así. Honestamente, ni entiendo el por qué del comentario. Ahora pienso en ese momento y lo veo como una película en la mente. Las palabras salían de su boca y sólo puedo pensar en el daño que sus palabras le pueden hacer a alguien. En la libertad que sienten algunos de usar su opinión equivocada para disparar estupideces sólo porque sí. 


A pesar de esos días de dudas, aquí sigo escribiendo y espero continuar haciéndolo. Porque la realidad es que hay ignorar lo que no aporta nada. Que mi arte llegue donde tenga que llegar y que sea como una brisa fresca a quiénes lo reciben.


Ojalá que ustedes nunca duden de sus talentos. Que nunca nadie sea piedra de tropiezo en su andar por la vida. Ojalá puedan soltar al universos sus pensamientos, su arte y sus virtudes. Que puedan ver cómo todo conecta con su entorno. Que los miedos de la gente, su negatividad y mala vibra nunca les nuble la visión. 


Entradas recientes

Ver todo

Drop Me a Line, Let Me Know What You Think

Thanks for submitting!

© 2023 by Train of Thoughts. Proudly created with Wix.com

bottom of page